Preparación de tu coche para largos viajes en carretera
Los viajes largos por carretera son una de las experiencias más agradables del verano: descubrir nuevos paisajes, recorrer pueblos con encanto, hacer paradas improvisadas… Pero para que todo eso salga bien, tu coche tiene que estar preparado para resistir la distancia, el calor y las exigencias de la conducción continua.
Antes de salir, es importante tener en cuenta que un coche sometido a trayectos largos y continuos funciona durante horas sin descanso, por lo que sus componentes mecánicos, eléctricos y de seguridad deben estar revisados y en condiciones óptimas. Aquí te explicamos todo lo que debes revisar para preparar tu coche para ese gran viaje de verano que tienes en mente.
Empieza por los neumáticos. Comprueba que estén en buen estado, con una profundidad adecuada (más de 3 mm es lo ideal para largas distancias), sin cortes, abultamientos o desgaste irregular. Revisa también la presión, ya que un neumático poco inflado aumenta el consumo de combustible y el riesgo de reventón. No olvides revisar el neumático de repuesto y llevar las herramientas necesarias para cambiar una rueda.
El aceite del motor es esencial. Verifica el nivel y asegúrate de que no está muy oscuro ni degradado. Si está próximo al cambio recomendado o si llevas tiempo sin renovarlo, es preferible hacer un cambio completo antes de salir. El calor, la carga adicional del coche y las horas continuas de conducción exigen un aceite en buen estado para mantener el motor protegido.
El sistema de refrigeración debe estar impecable. Comprueba el nivel del refrigerante y asegúrate de que no hay fugas. Si el coche se calienta en viajes largos, puede que el termostato, el radiador o el ventilador tengan algún fallo. Un sistema de refrigeración eficiente es la clave para evitar averías en medio del viaje por sobrecalentamiento.
Revisa también la batería. Aunque parece un componente más relacionado con el invierno, el calor puede evaporar el electrolito y reducir su vida útil. Si tu batería tiene más de tres años o has notado que el coche tarda más en arrancar, es mejor que la revisen antes del viaje. La batería es además la responsable de alimentar elementos esenciales como el aire acondicionado o el sistema multimedia.
En cuanto al sistema de frenos, asegúrate de que las pastillas tengan suficiente grosor, que los discos no estén rayados ni deformados, y que el líquido esté a nivel y no presente un color oscuro. En trayectos largos, especialmente con subidas y bajadas, los frenos trabajan más de lo habitual, así que cualquier fallo puede poner en riesgo la seguridad de todos.
Comprueba el aire acondicionado. Pasar varias horas dentro del coche sin un sistema de climatización eficiente puede ser muy incómodo, sobre todo si viajas con niños o mascotas. Verifica que enfría correctamente, que no hay malos olores al encenderlo y que el filtro del habitáculo esté limpio. Si hace mucho que no se revisa, quizás sea hora de una limpieza antibacteriana y una recarga de gas.
Las luces también deben estar en perfecto estado. Aunque vayas a conducir de día, pueden ser necesarias en túneles, en momentos de lluvia o si te retrasas. Verifica que todas funcionen, incluidas las luces de freno, los intermitentes y las de emergencia.
Además de los aspectos técnicos, hay que revisar los elementos obligatorios: triángulos, chaleco reflectante, rueda de repuesto o kit antipinchazos, botiquín y extintor si tu coche lo requiere. Llevar un cargador de móvil para el coche, mapas de apoyo (físicos o digitales) y mantener actualizada la documentación del vehículo también es fundamental.
Haz una limpieza general antes de salir. Un interior limpio, sin objetos sueltos y con espacio bien organizado mejora el confort durante el viaje. Revisa que los cinturones de seguridad funcionen bien y que los asientos infantiles estén correctamente anclados si viajas con niños.
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