Cuidado de neumáticos en verano: Evita problemas de desgaste y calor
Los neumáticos son el único punto de contacto entre tu coche y la carretera. Por eso, su estado influye directamente en tu seguridad, en el rendimiento del vehículo y en el consumo de combustible. Durante el verano, las altas temperaturas, los trayectos largos y el pavimento caliente ponen a prueba su resistencia. Si no les prestas atención, el calor puede acelerar el desgaste, reducir la tracción o incluso provocar reventones.
En este artículo te explicamos cómo afecta el calor a los neumáticos, cómo revisarlos correctamente y qué hábitos adoptar para que duren más durante los meses más calurosos del año. El verano es el momento de disfrutar del camino, pero siempre con seguridad.
El calor del verano no solo afecta a ti. También tus neumáticos sufren con el aumento de la temperatura ambiental y, sobre todo, del asfalto. Se estima que el pavimento puede superar fácilmente los 50 °C en pleno julio o agosto. A esa temperatura, el caucho se vuelve más blando, lo que puede traducirse en mayor desgaste y menor agarre, especialmente si los neumáticos ya están viejos o mal inflados.
Cuando la temperatura exterior sube, también lo hace la presión del aire dentro del neumático. Por cada 10 °C de aumento, la presión puede subir alrededor de 0,1 bar (1,5 psi). Esto puede parecer poco, pero si ya están sobreinflados o llevas una carga adicional, puede comprometer el rendimiento. Una presión incorrecta también provoca un desgaste desigual y aumenta el riesgo de reventón.
Revisar la presión de los neumáticos una vez al mes es clave en verano. Hazlo siempre en frío, antes de haber conducido varios kilómetros, y utiliza un manómetro fiable. Consulta la presión recomendada en el manual del vehículo o en la pegatina que suele estar en el marco de la puerta del conductor o en la tapa del depósito. Si llevas el coche muy cargado, ajusta la presión al valor recomendado para “vehículo cargado”.
La banda de rodadura debe tener como mínimo 1,6 mm de profundidad por ley, pero en verano se recomienda no bajar de 3 mm para mantener un buen nivel de tracción y evacuación de agua en caso de lluvia. Puedes comprobarlo con un medidor o insertando una moneda de 1 €: si ves el aro dorado completo, el neumático necesita cambio.
También debes revisar el estado general de los neumáticos: busca grietas en los flancos, cortes, desgastes irregulares, zonas planas (por bloqueo de ruedas o desequilibrio) y cualquier signo de deformación. No olvides revisar también el neumático de repuesto si tu coche lo incluye.
Los neumáticos deben cambiarse si tienen más de 5 años (o 10 años como máximo, incluso sin uso), si presentan daños visibles, si han perdido elasticidad o si han sido reparados varias veces. No pongas en riesgo tu seguridad por apurar unos kilómetros más.
Si piensas hacer un viaje largo, asegúrate de alinear y equilibrar las ruedas. Una mala alineación puede causar un desgaste acelerado y desequilibrar la dirección, algo especialmente peligroso a alta velocidad.
No cargues el coche más de lo permitido. El exceso de peso presiona los neumáticos más allá de lo normal, aumentando el riesgo de reventón y la distancia de frenado. Consulta el peso máximo autorizado (MMA) en la ficha técnica de tu vehículo y reparte la carga de forma equilibrada.
Durante el verano, evita conducir con neumáticos a punto de caducar. El calor, la carga adicional, el mayor kilometraje y los viajes a velocidades altas en autovía hacen que las probabilidades de fallo aumenten. Llevar neumáticos en buen estado es una inversión en seguridad.
Si conduces habitualmente por zonas muy calurosas, o con carreteras en mal estado, considera usar neumáticos reforzados (XL) o con compuestos más resistentes al calor. Algunos modelos tienen tecnologías específicas que reducen la fricción y mejoran la resistencia térmica.
Los neumáticos influyen también en el consumo de combustible. Una presión baja genera más resistencia a la rodadura, haciendo que el coche consuma más. Mantener la presión correcta puede ayudarte a ahorrar hasta un 3 % de combustible, algo que se nota aún más en viajes largos.
El estado de los neumáticos influye directamente en el tiempo de frenado. Un neumático desgastado, sobrecalentado o con presión incorrecta puede hacer que el coche tarde varios metros más en detenerse, especialmente en carretera o con el coche cargado. En verano, con mayor tráfico y desplazamientos largos, no te la juegues.
Evita conducir a gran velocidad durante horas sin parar. La fricción constante con el asfalto caliente eleva la temperatura del neumático, pudiendo degradar el compuesto o dañar la carcasa. Haz pausas cada 2 horas y aprovecha para revisar visualmente los neumáticos.
Lávalos con agua fría, especialmente si el coche ha estado expuesto al sol o has circulado durante mucho tiempo. Esto ayuda a enfriarlos, eliminar residuos y alargar su vida útil. Eso sí, nunca lo hagas justo después de frenar intensamente: el cambio brusco de temperatura podría agrietarlos.
En Talleres Santa Mónica revisamos el estado de tus neumáticos, la presión, la alineación y el equilibrado para que puedas circular con total seguridad durante todo el verano. También te asesoramos sobre cuándo cambiarlos, cambiamos los neumáticos de tu coche, te decimos qué modelos son más adecuados para tu coche y cómo cuidarlos mejor.