Cuando las temperaturas suben, el motor de tu coche sufre más de lo habitual. Y si hay un sistema que juega un papel clave para evitar que todo se venga abajo, es el sistema de refrigeración. Su función es mantener el motor en la temperatura adecuada para que funcione de forma eficiente. Si este sistema falla, el riesgo de sobrecalentamiento, pérdida de potencia o incluso avería grave se dispara.

En los meses de calor, el sistema de refrigeración trabaja a pleno rendimiento. El calor exterior, los trayectos largos, el uso del aire acondicionado y la carga extra típica de las vacaciones ponen a prueba todo el sistema. Por eso, hacer una revisión antes del verano no es solo recomendable, es fundamental para prevenir problemas y prolongar la vida útil del motor.

El sistema de refrigeración está compuesto por varios elementos: radiador, termostato, ventilador, bomba de agua, manguitos, depósito de expansión y líquido refrigerante. Si cualquiera de ellos falla, el sistema se ve comprometido. El refrigerante circula por todo el motor para absorber el calor y, luego, lo disipa a través del radiador. Todo esto debe funcionar con precisión.

Uno de los errores más comunes es olvidar revisar el nivel y el estado del líquido refrigerante. Aunque se llame “anticongelante”, su función principal en verano es evitar que el motor se sobrecaliente. Si el nivel es bajo o el líquido está sucio, pierde efectividad y el motor puede alcanzar temperaturas peligrosas en pocos minutos.

Revisa el nivel del refrigerante cuando el motor esté completamente frío. El depósito de expansión debe tener el nivel entre las marcas de mínimo y máximo. Si el nivel ha bajado desde la última revisión, puede haber una fuga. Si el líquido tiene más de dos años o ha cambiado de color, es hora de renovarlo.

El radiador debe estar limpio y libre de obstrucciones. Revisa que no haya hojas, insectos o suciedad que dificulten la ventilación. También observa si hay manchas de refrigerante alrededor o en la parte inferior, ya que pueden indicar fugas. Nunca abras el tapón del radiador con el motor caliente: hay riesgo de quemaduras graves por presión.

La bomba de agua es otra pieza clave. Si falla, el líquido deja de circular y el motor se sobrecalienta rápidamente. Si escuchas ruidos extraños, ves fugas de refrigerante en la zona delantera del motor o el testigo de temperatura se enciende, es posible que esté fallando. En ese caso, acude al taller lo antes posible.

El ventilador es responsable de expulsar el aire caliente cuando el coche está parado o a baja velocidad. Si no se activa cuando sube la temperatura, puede haber un fallo en el sensor, el motor del ventilador o el relé. Es fácil comprobarlo dejando el coche encendido en parado unos minutos. El ventilador debe activarse cuando la aguja de temperatura se acerca a la zona media.

Los manguitos que conectan los distintos elementos del sistema de refrigeración deben estar en buen estado: sin grietas, hinchazones ni fugas. También deben estar bien sujetos con abrazaderas. Con el tiempo y el calor, se pueden deteriorar. Si uno revienta en carretera, te quedarás tirado en pocos segundos.

El termostato regula la apertura del paso del refrigerante al radiador. Si se queda cerrado, el motor se sobrecalienta. Si se queda abierto, el motor no alcanza la temperatura óptima y puede consumir más combustible. Su fallo suele detectarse porque la aguja de temperatura se comporta de forma anómala (subidas y bajadas rápidas o estancamiento).

Un sistema de refrigeración en mal estado puede provocar averías graves: junta de culata quemada, deformación del bloque motor o daños irreversibles en piezas internas. Las consecuencias pueden suponer miles de euros en reparaciones. Todo por no haber hecho una revisión sencilla a tiempo.

En Talleres Santa Mónica realizamos revisiones completas del sistema de refrigeración: comprobamos fugas, presión, funcionamiento del ventilador, estado de manguitos, limpieza del radiador y renovación del refrigerante. Así puedes circular con total tranquilidad, incluso en los días más calurosos del verano.

Antes de viajar o si notas cualquier anomalía en la temperatura del coche, no lo dejes pasar. El sistema de refrigeración no avisa mucho antes de fallar: cuando lo hace, suele ser demasiado tarde.