Consejos para un viaje seguro: Revisión pre-verano de tu coche
El verano es sinónimo de escapadas, vacaciones y trayectos largos por carretera. Pero antes de poner rumbo a tu destino soñado, hay una parada obligatoria que no debes pasar por alto: la revisión pre-verano de tu coche. Realizar esta revisión antes de las vacaciones no solo reduce las posibilidades de sufrir una avería, sino que también garantiza una conducción segura, eficiente y cómoda.
Una revisión preventiva te ayuda a identificar pequeños fallos que, si no se corrigen a tiempo, pueden convertirse en problemas graves en mitad de la carretera. Esto cobra especial importancia en verano, cuando las altas temperaturas y los trayectos largos exigen el máximo rendimiento del vehículo. En este artículo te explicamos qué debes revisar en tu coche antes de las vacaciones y te damos consejos prácticos para viajar con tranquilidad y seguridad.
Empieza por lo más básico: los neumáticos. Son el único punto de contacto entre tu coche y la carretera, por lo que su estado influye directamente en la estabilidad, la tracción, la frenada y el consumo. Comprueba que tengan una presión adecuada (consulta la recomendada por el fabricante), que la banda de rodadura esté en buen estado (mínimo legal 1,6 mm, aunque se recomienda más de 3 mm) y que no presenten daños visibles como cortes, bultos o desgastes irregulares. No olvides revisar también el neumático de repuesto si tu coche lo lleva.
El sistema de frenos también debe estar en condiciones óptimas. Revisa las pastillas y discos, el nivel del líquido de frenos y asegúrate de que el pedal responde correctamente. Si escuchas ruidos al frenar o notas que el coche necesita más distancia para detenerse, no lo dejes pasar. En verano, los frenos están sometidos a mayor esfuerzo por la carga del coche, el uso constante del aire acondicionado y el aumento de temperatura en carretera.
Revisa el sistema de refrigeración del motor. El calor puede provocar sobrecalentamiento si el refrigerante está bajo o degradado. Verifica que el nivel del líquido refrigerante esté entre el mínimo y el máximo, y que no haya fugas. Si hace mucho tiempo que no lo cambias, es buena idea renovarlo antes de tu viaje. También comprueba que el electroventilador funciona correctamente y que el radiador está limpio.
El aceite del motor debe estar en su nivel correcto y con la viscosidad adecuada para el verano. Consulta el manual del coche o pregunta en tu taller de confianza si es el momento de cambiarlo, especialmente si planeas un viaje largo con el coche cargado. Recuerda que el aceite lubrica, limpia y enfría el motor, así que viajar con aceite viejo o escaso puede provocar daños graves.
Los filtros (aceite, aire, habitáculo y combustible) también cumplen funciones vitales. Un filtro de aire sucio reduce el rendimiento del motor y aumenta el consumo. Un filtro del habitáculo obstruido puede provocar malos olores y afectar la calidad del aire interior, algo muy molesto durante un viaje largo con aire acondicionado. Asegúrate de que todos estén limpios o recién sustituidos.
Verifica el estado de la batería, especialmente si tiene más de tres años. El calor acelera la evaporación del electrolito y puede dañar su estructura interna. Comprueba que arranca sin dificultad, que los bornes están limpios y que no hay signos de corrosión. Si tu coche tarda en arrancar o si los sistemas eléctricos fallan de forma intermitente, podría ser hora de cambiarla.
No olvides revisar las luces: cortas, largas, intermitentes, freno, marcha atrás y antinieblas. Son esenciales para la seguridad, tanto para ver como para ser visto, especialmente si vas a conducir de noche o al amanecer. También revisa las escobillas limpiaparabrisas y el nivel del líquido limpiaparabrisas, ya que los insectos y el polvo del verano pueden dificultar la visibilidad.
El sistema de climatización merece una atención especial. Un aire acondicionado en mal estado no solo hace el viaje incómodo, sino que puede afectar la concentración del conductor y la salud de los pasajeros. Verifica que enfríe correctamente, que no haya malos olores y que el filtro del habitáculo esté limpio. Si es necesario, haz una limpieza antibacteriana del sistema y recarga el gas refrigerante.
Revisa también los niveles de otros líquidos del coche: dirección asistida (si aplica), líquido de transmisión (en coches automáticos) y, por supuesto, el combustible. Si tienes previsto circular por zonas rurales o con pocas gasolineras, asegúrate de salir con el depósito lleno.
Haz una inspección visual del coche: busca fugas bajo el motor, verifica que no haya cables sueltos, que las correas no estén agrietadas y que la carrocería no tenga elementos sueltos que puedan soltarse durante la marcha.
Además del coche, asegúrate de que llevas la documentación necesaria en regla: permiso de circulación, ficha técnica, ITV, seguro y carnet de conducir. Revisa también que llevas los elementos obligatorios: chaleco reflectante, triángulos de emergencia, rueda de repuesto o kit antipinchazos, herramientas básicas y botiquín.
Un buen consejo es preparar una pequeña lista de comprobación para revisar todo antes de salir. También puedes llevar un pequeño kit con agua, protector solar, cargador de móvil, gafas de sol y algo de comida si viajas con niños.
En Talleres Santa Mónica ofrecemos revisiones pre-viaje completas para que tu coche esté listo para enfrentarse al calor, los kilómetros y las vacaciones sin complicaciones. Un diagnóstico completo y a tiempo puede evitar que un imprevisto arruine tu escapada.